Dzanan Musa ha caído de pie en el Real Madrid, irrumpiendo con fuerza en la ACB, de MVP con el Breogán en su primer año a muy importante con el Madrid en el éxito de Sevilla, dondepromedió 20 puntos, 5 asistencias y 26,5 de valoración en 30 minutos.
El mejor debut de un fichaje merengue en años, tantos, que desde este domingo tiene el récord de anotación del equipo en una edición de la Supercopa. Sus 40 puntos (21 al Betis y 19 al Barça) son la mejor marca por encima de los 38 de Mirotic en 2013, los 37 de Llull en 2014 y los 33 de Fernando Martín en 1985.
Se le ve cómodo en la pista y contento fuera, su incorporación inmediata tras la eliminación de Bosnia, cuando podía haberla retrasado por unos días de vacaciones, fue un gesto de implicación que le ha venido bien para sumar algún entrenamiento más y acelerar su integración. En cinco encuentros (dos oficiales) lleva 22,4 de promedio.
El perfil de Musa lo demandaba el Madrid desde la salida de Doncic en 2018, y más aún con la marcha de Campazzo en diciembre de 2020. Ni Prepelic ni Williams-Goss son ese tipo de jugador, y Laprovittola no se encontró en Madrid como ahora en Barcelona. A los blancos les faltaba un gran anotador, alguien capaz de generar juego que estuviera arropado por los Llull (24 títulos ya), Rudy, Causeur y compañía, alguien que pudiera liderar en ataque y crear ventajas con el balón (y él crea muchas por calidad y envergadura, un manejador por encima de los dos metros). Eso también puede hacerlo Mario Hezonja, con otras características, y Sergio Rodríguez, que no ha estado fino en la Supercopa, pero que se le ha visto bien en la pretemporada.